Acompañamiento y asesoramiento en el duelo 1

ACOMPAÑAMIENTO

De acuerdo con Tizón, lo más adecuado para la persona en duelo es poder recibir un acompañamiento, de forma que el proceso de duelo ocurra de una manera natural, dejando el tratamiento para aquellas personas que presenten un duelo muy complicado o patológico.

Este acompañamiento es mucho mejor que pueda realizarlo alguna persona querida, familiares o allegados, ya que en los duelos se necesita sobre todo al inicio sentirse apoyado, querido, comprendido.... En los primeros momentos tras la pérdida la tarea más básica es la contención y fundamentalmente la autocontención; se trata de poder acompañar interviniendo lo menos posible. Conforme va pasando el tiempo, cuando la persona en duelo ha de readaptarse al mundo, es cuando las intervenciones prácticas adquieren mayor peso.

Una de las características básicas para poder hacer de acompañante, asesor o clínico es poder tolerar los afectos como la tristeza o la nostalgia cada vez menos tolerados y más medicalizados en nuestra sociedad.

Una de las principales quejas de las personas en duelo es la dificultad para compartir, pasado un tiempo mínimo, estos afectos, sintiendo muy intensamente la presión de los que están alrededor para que recupere lo antes posible su estado de ánimo previo y retome su actividad habitual.

Como principios generales para realizar un buen acompañamiento Tizón propone entre otros:

  1. Ser prudentes y evitar el sentimiento de que sus soluciones, normas o perspectivas son las que mejor le van a la persona en duelo.
  2. Recomendar que no se tomen decisiones irreversibles o que impliquen grandes cambios en el estilo de vida o el lugar de residencia ya que hay que tener en cuenta que la distancia casi nunca resuelve los duelos sino más bien al contrario puede empeorarlos.
  3. Disponibilidad del acompañante. Es importante poder proporcionar un apoyo lo más continuado posible, prestando especial atención en las fechas señaladas, "crisis de aniversario" u otras crisis.

ASESORAMIENTO

Uno de los aspectos básicos del asesoramiento es hacer saber a las personas que el duelo es un proceso largo y que su culminación no será un estado como el que tenían antes. Así como también que, durante ese tiempo, habrá malos momentos aunque el proceso sea bueno ya que no se trata de un proceso lineal.

Existen algunos principios generales que pueden ayudar a la resolución del duelo evitando que éste se convierta en un duelo complicado o patológico.

Siguiendo a Worden, estos pueden resumirse en:

  1. 1. Ayudar al superviviente a hacer real la pérdida. Para ello es importante poder hablar de la pérdida, explicando cómo sucedió, cómo fue el funeral ... de forma que a través del relato la persona va adquiriendo mayor conciencia de lo sucedido.
  2. Ayudar al superviviente a identificar y expresar sentimientos. Algunos de los sentimientos que mayor dificultad presentan a la hora de reconocerlos e incluso poder sentirlos son:
  • El enfado. Probablemente el enfado proviene de la frustración y de la impotencia. Si este enfado que normalmente va dirigido al fallecido no se expresa ni se desplaza hacia otra persona se puede volver hacia uno mismo convirtiéndose en los casos más extremos en ideación suicida.
  • La culpa. Es frecuente experimentar culpa tras un fallecimiento, por no haber cuidado suficiente al fallecido, por no haberse dado cuenta antes de la enfermedad... e incluso por no sentir la pena suficiente tras la pérdida; esto último, junto con cierto sentimiento de alivio o liberación puede ocurrir tras el fallecimiento por una enfermedad especialmente si ésta a sido larga y penosa obligando a la persona en duelo a dispensar cuidados continuos. Si la culpa es irracional es relativamente sencillo confrontarla con la realidad, pero puede complicarse si existe una culpa real la cual es más difícil de trabajar.
  • La ansiedad y la impotencia. La ansiedad puede derivar de la sensación de impotencia ante la expectativa de vivir si el fallecido. También es una fuente de ansiedad importante la derivada de la toma de conciencia de la propia muerte que suele producirse tras la pérdida de alguien allegado o muy querido.
  • La tristeza. Hay ocasiones en que es necesario estimular la tristeza y el llanto, pues la persona en duelo no se atreve a hacerlo, considera que ya lo ha hecho lo suficiente o bien cree que puede incomodar a los demás si lo hace frecuentemente. Es importante poder llorar por la pérdida y fundamentalmente hacerlo en compañía, sintiéndose comprendido y apoyado. Hay que tener en cuenta que la simple expresión de los sentimientos no es suficiente sino que hay que ayudar a la persona a identificar el significado de las lágrimas.

3. Ayudar a vivir sin el fallecido. Implica poderse adaptar a una nueva vida sin la persona fallecida. En función del rol que desempeñase tanto el fallecido como la persona en duelo las tareas a desempeñar serán diferentes, aunque suele resultar útil ayudar en la resolución de problemas para los que anteriormente se contaba con la ayuda del fallecido. Por otra parte también es importante ayudar a que no se tomen decisiones importantes en la fase aguda del duelo ya que las posibilidades de hacerlo de forma desadaptada son mayores.

4. Facilitar la recolocación emocional del fallecido. Se trata de colaborar en la búsqueda de un nuevo lugar en la vida del superviviente de su ser querido fallecido. Ayudar a que la persona entienda que el fallecido será importante para él probablemente toda la vida, pero ahora como recuerdo y no como realidad. Pueden darse los dos extremos y encontrar personas incapaces de seguir con su vida por la creencia de que rehacer su vida implica de algún modo deslealtad hacia el fallecido o bien personas que rápidamente sustituyen al fallecido en sus vidas en un intento desesperado de llenar el vacío que les ha dejado. Ambas formas han de ser reconducidas de manera que el duelo pueda ser vivido por completo y de algún modo terminado.

5. Dar tiempo para elaborar el duelo. Como indicábamos anteriormente el duelo es un proceso largo, gradual y con momentos en los que parece que no hemos avanzado nada, pues se vuelve una y otra vez a experimentar el dolor y la pena de forma más o menos intensa. Estos momentos suelen coincidir con los aniversarios, vacaciones, fechas señaladas... en las que el dolor por la ausencia se hace más evidente. Con el tiempo, si la evolución es normal, también en estos momentos la intensidad de los sentimientos va disminuyendo y pueden vivirse con normalidad.
 

6. Interpretar la conducta “normal”. En muchas ocasiones las personas tras una pérdida importante refieren tener la sensación de estar volviéndose locas ya que sienten y experimentas cosas que normalmente no sentían, como puede ser alucinaciones visuales o auditivas en relación con la persona fallecida, intensa rabia u hostilidad entre otros. Resulta muy tranquilizador que alguien pueda transmitirle la normalidad de todo lo que le está pasando.

7. Permitir las diferencias individuales. Cada persona elabora el duelo de forma diferente en función múltiples factores (relación con el fallecido, edad, pérdidas anteriores...) siendo muy importante aclarar que, mientras el proceso siga su curso, hemos de respetar las diferencias individuales en cuanto a las formas de actuar o de sentir.

8. Dar apoyo continuado. A diferencia de la terapia, durante el asesoramiento se ha procurar estar disponible durante un tiempo más largo y fundamentalmente en los momentos más críticos. Sin embargo si no puede mantenerse la frecuencia durante un largo periodo de tiempo, es mejor comenzar también con menor frecuencia en lugar de realizar inicialmente un acompañamiento intensivo y al poco tiempo no poder responder a las demandas de la persona en duelo.

9. Examinar defensas y estilos de afrontamiento. Generalmente las defensas o estilos de afrontamiento se intensifican tras la pérdida de un ser querido, de forma que si éstas no son adaptativas puede suponer complicaciones a la hora de elaborar la pérdida. Es importante tener en cuenta que algunos estilos de afrontamiento como pueden ser la negación bien de la realidad o bien de los sentimientos que esa realidad despierta pueden resultar útiles al inicio pero convertirse en desadaptativos si se mantienen de forma inflexible durante un tiempo, sería aconsejable explorar formas alternativas de afrontamiento que ayuden a la resolución del duelo de forma satisfactoria.

Otras formas de afrontamiento como puede ser el consumo abusivo de alcohol o drogas suele resultar desadaptativo ya desde el inicio teniendo que iniciar un tratamiento activo del problema desde el primer momento.

Según Neimeyer hay estudios que demuestran la existencia de diferencias de género en la elaboración del duelo, lo que implicaría también diferencias tanto en el asesoramiento como en el tratamiento del mismo si éste presenta complicaciones. Sin embargo añade que algunos autores consideran que más que diferencias de género puede considerarse que son diferencias en el estilo de afrontamiento, por lo que lo importante sería reconocer el estilo de la persona en duelo independientemente del género.

El llamado el “estilo femenino “de afrontamiento, se centraría mayoritariamente en los sentimientos, presentando una mayor facilidad para dar y pedir apoyo y mostrar públicamente sus sentimientos.

Los hombres, o las personas con el “estilo masculino” de afrontamiento sin embargo, se centrarían más en las actividades y menos en los sentimientos. Por lo que considera importante averiguar el estilo de afrontamiento de la persona en duelo para personalizar al máximo las intervenciones.

10. Identificar patologías y derivar. Hay que tener en cuenta que no todas las personas van a poder realizar el trabajo del duelo de forma satisfactoria aunque dispongan de un buen asesoramiento tras la pérdida. En estos casos es importante reconocer los límites y derivar para un tratamiento específico o terapia. Técnicas útiles en el asesoramiento Existen diferentes técnicas que pueden resultar útiles a la hora de realizar el asesoramiento del duelo, como son:

  1. Escuchar y contener
  2. El lenguaje evocador
  3. El uso de símbolos
  4. El libro de recuerdos
  5. Escribir
  6. Dibujar
  7. Role-playing
  8. Reestructuración cognitiva
  9. El libro de recuerdos
  10. Imaginación guiada

La utilización de estas técnicas tiene como objetivo la expresión de sentimientos de todo tipo, tanto los considerados adecuados a la situación de pérdida como aquellos que a la persona le resulta difícil aceptar, como pueden ser la rabia o la culpa.

1 INTERVENCIÓN INDIVIDUAL EN DUELO
Vicente Alberola Candel,  Lina Adsuara Vicent, y Nuria Reina López. Psicóloga Clínica. Psicóloga Interna. Hospital Arnau de Vilanova. Valencia.   Disponible en red: INTERVENCIÓN INDIVIDUAL EN DUELO