INTRODUCCIÓN 1

PREVENCIÓN E INTERVENCIÓN EN CRISIS.

En la actual coyuntura de inseguridad que enfrenta nuestro país, las escuelas siguen siendo uno de los espacios más seguros ya que se trata del lugar donde nuestros estudiantes se desarrollan física, emocional y socialmente.

Un Colegio seguro permitirá tener espacios libres para que los estudiantes desarrollen al máximo sus capacidades creativas e intelectuales y para que vivan al máximo la experiencia de ser estudiante.2

La escuela debe ser el espacio más seguro, después del hogar; sin embargo, debido a los sucesos de pandemia, violencia, u otros problemas que se viven en ciertas regiones del país, se ha ido intensificando la preocupación por la seguridad de la comunidad escolar, y particularmente por la de nuestros estudiantes. 3

Ante una crisis de seguridad resulta insuficiente aplicar estrategias y protocolos de reacción; la escuela debe ser arropada por la comunidad y protegida por las autoridades e instituciones relacionadas con la seguridad pública, así como por los cuerpos de emergencia y protección civil de manera rápida y efectiva. 4

A la escuela no le corresponde juzgar a las personas involucradas en hechos delictivos, sean miembros de la comunidad escolar o no; no es su tarea luchar contra el crimen ni resolver los problemas que han dado origen a la violencia.

Este proyecto debe complementarse con la articulación de esfuerzos entre escuela y familia, y con una mayor vinculación institucional a favor de la seguridad, la promoción de simulacros y capacitaciones en primeros auxilios y las acciones pertinentes para el pronto restablecimiento de la vida cotidiana de la escuela después de una contingencia.

En este sentido, el comité de Seguridad Escolar debe facilitar el diseño e implementación de un proyecto que permita comprender los riesgos, en la medida de lo posible prevenirlos y, en su caso, reaccionar oportunamente ante situaciones de emergencia.

Muchas comunidades educativas se extrañarán por la naturaleza del proyecto y particularmente por los ejes de trabajo, ya que las situaciones aquí abordadas no responden a su realidad, y es que la mayoría de las escuelas del país pueden trabajar en el marco de una sana convivencia y en un entorno seguro; no obstante, otras se ven envueltas involuntariamente en situaciones de violencia e inseguridad que alteran la normalidad educativa.

Participación de directivos

En el cuidado y vigilancia de las condiciones generales de seguridad en el plantel.

En la instauración y funcionamiento del Consejo Escolar de Participación Social y sus comités.

En la organización de las brigadas de protección civil.

En la coordinación de la comunidad escolar para participar en actividades preventivas, de protección y de reacción.

En asumir y mantener el liderazgo en las situaciones de crisis.

En la difusión de información preventiva, de protección y de reacción.

Los estudiantes:

En el autocuidado y en la prevención de riesgos. En acciones colectivas, como simulacros o campañas. En las brigadas de seguridad escolar para que, según sus capacidades, apoyen a los maestros en los procedimientos de respuesta ante la crisis y procuren la contención emocional.

Las familias:

En el cuidado de sus hijos, la prevención de riesgos y la cooperación para evitar acciones que incrementen la vulnerabilidad de la comunidad escolar.

 En el manejo responsable de las situaciones de crisis: evitar la propagación de rumores, impedir las aglomeraciones en la escuela en momentos de peligro y colaborar en la protección solidaria.

En divulgar la información que la escuela hace llegar a la comunidad.

En la aplicación de procedimientos de respuesta ante la crisis para favorecer la contención emocional.

La comunidad:

No contribuir a la propagación de rumores.

Colaborar para ubicar y habilitar espacios seguros fuera de la escuela en los que puedan resguardarse padres, alumnos y maestros.

Ubicar contactos externos que mantengan la comunicación de la escuela con el exterior, en caso de que se cierre por un disturbio.

Apoyar la protección de la escuela mediante acciones de vigilancia y el compromiso de respetar al alumnado y al personal.

Denunciar situaciones que pongan en riesgo a la comunidad escolar.

Autoridades:

Son las principales responsables de proteger a la población, principalmente a la infancia.

Deben brindar información oportuna y promover acciones preventivas. Su respuesta tiene que ser pronta en situaciones de crisis.

Proteger a la escuela y a la comunidad.

Coordinar las acciones de los cuerpos de seguridad y de los niveles de gobierno.

Asesorar a las comunidades educativas en la implementación de acciones preventivas y reactivas, por ejemplo: ¿cómo detectar las zonas que son más seguras en la escuela? ¿Cómo manejar las evidencias de un hecho violento o delictivo? ¿Cómo denunciar un hecho sin ponerse en riesgo?

Habilitar a las escuelas con herramientas para la protección, como alarmas silenciosas conectadas directamente con los cuerpos de seguridad.

Promover el uso responsable de las líneas de emergencia.

1 Este documento introductorio, contempla y sintetiza algunas de las propuestas, recomendaciones y sugerencias que ha publicado la UNAM y la SEP.